FUENTE DE LA IMAGEN,DIÓCESIS DE SALTILLO
El obispo Raúl Vera se retiró en enero tras dos décadas al frente de la diócesis de Satillo, México.
Raúl Vera ríe cuando se le pregunta si se considera un revolucionario o un miembro rebelde de la Iglesia, como muchos lo definen.
Pero escucharlo repasar con pasión sus 75 años de vida deja claro que la labor del reconocido obispo mexicano no ha sido la de un religioso cualquiera.
Su discurso y acción ha estado siempre del lado de los más vulnerables. Ha apoyado activamente a migrantes, campesinos y la comunidad LGBTI. Ha criticado ferozmente los abusos de poder y la violencia del narco, lo que le ha valido recibir no pocas amenazas.
También del Vaticano recibió llamadas de atención. En los 90, levantó ampollas entre algunos cardenales de Roma por su lucha incansable para que los indígenas de Chiapas tuvieran mejores condiciones de vida en pleno levantamiento del movimiento zapatista.
A finales del pasado mes de enero, Vera se despidió de la diócesis de Saltillo, en el estado de Coahuila en la frontera con EE.UU.
"Don Raúl" ofreció su última misa como obispo con su estilo único: ante fotos de personas desaparecidas y de los 65 mineros que murieron atrapados en una mina del estado en 2006 y cuyos cuerpos nunca fueron recuperados.
pesa más, es cuando las amenazas son para las personas que trabajan conmigo en mi equipo.
Pues a mí si me matan… que me maten. Pero a las personas que trabajan conmigo me duele. Pero ¿ceder? Ceder ante el mal es traicionar el Evangelio.